El Diario no Hablaba de Ti

Ausentándome

El caracol

Recibido en una cuenta falsa de mi amiga Pi, como foto en el perfil, tiene un paisaje, al anochecer. Si alguien puede traducir el mail de este pretendiente, joya en bruto de la expresión, que nos lo haga saber por favor.

hola sandraaaaaaaaa,que tal todo?eres maravillosa muy enorme,no te preocupes nunca.no hablamos muy despacitos vale,
ya somos posibles vale.!!!!!!!!!!!!yo soy famoso del mundo,yo soy sorditooo de nacimientos tan galaxia!!!!!!!
yo te quierooo muchisimooo hasta el cielo.yaaaa somos firmados????okkkkkkkkk.mi direccion es xxxxxxxx@hotmail.com vale.
nos hacemos a hablar por el chat.!!!!!!!!!eres ser madre de tus hijos tan caracol,enhorabuenaaa!!!!!!!!!!!!!!!
jajajajajajajajaja!!!me envio mil fotito vale,si madame por favor.
eres guapaaa guapaaa guapaaa muy galaxia,madre miaaa.!!!!!estas secreta tan solamenteee por favor!!!!!!!!!

Recortables

Todo sería más fácil si volviera a recuperar la inocencia, si perdiera los miedos, si no levantara barreras, que más que protegerme, me privan de darme oportunidades.
Si no me cohibiera de decir lo que siento, lo susurraría y lo gritaría, y nada haría que mis palabras pudieran perjudicarme, ni jamás las lamentaría, porque eso ya lo hago con mi silencio.
A veces me dan ganas de hacer recortables con mis sentimientos y entregaros a cada uno el que os corresponda, con un mechero o un llavero hortera, en el metro o en la mesa de un bar, sin volver a los pocos minutos para que me dierais vuestra voluntad. Sería un regalo.

Tarde de sábado o no salgas de casa

No me apetece ir, fuera llueve fuertemente, tengo que comprar tampones, no he recibido todavía la visita de cada mes pero mi reloj apunta que se dejará caer en breve. Así que me obligo, me ducho e incluso me pongo falda, pienso en pintarme, pero sólo me hago la raya de los ojos. Me acuerdo que tengo que llevar al zapatero unas botas para ponerlas tapas, y así matar dos pájaros de un balazo.
Mal empezó la historia cuando llego al centro comercial y lo veo con un envoltorio de luces, de no ser por la combinación de blanco, rojo y verde hubiera jurado que estaba en la feria de Abril. Atasco para entrar en el parking, me toca aparcar en el 3 porque los dos primeros están overcuota.
Lo primero el zapatero, en tres cuartos de hora estarán las botas, me introduzco en el Carrefour y me mezclo entre las familias y parejas, parece ser que soy la única compradora independiente en todo el recinto.
Me voy a ver libros y decido comprar Todas Putas (muy criticado en este post de Areté). Compro cereales, los dichosos tampones y unos salvaslip de alas plegables y pista de aterrizaje superdry (que ambos tienen precio de artículo de lujo y siempre he pensado que nos deberían dar a las mujeres una subvención para estos productos, pero eso ahora no viene a cuento).
Paso por la caja rápida, que por una vez hizo honor a su nombre, y me doy una vuelta por las tiendas para hacer tiempo. Me agobia que haya tanta gente. Voy diez minutos antes al zapatero, recojo mis botas y bajo al parking deseando salir de allí.
Cuando llego un coche me han encerrado. Busco una manera alternativa de salir, pero no la hay, me acuerdo del coche volador de Germán, y pienso en pedírselo a los Reyes. Blasfemo sobre toda la familia, amigos, conocidos, allegados y dueño del Focus que me ha cerrado.
Busco a algún Seguridad, no hallo a ninguno, me meto en el coche y no sé si llorar o rajarle las ruedas al del Focus. Fumo sin parar. Quiero salir de allí. Veo una familia que se acerca y cargan la compra en el coche de al lado. Veo el cielo abierto y me entran ganas de besar en los morros al hijo, floreciente de pubertad. Otro coche que llega se dispone a aparcar donde la familia, me bajo, le explico la situación, y le pido con la amabilidad que me caracteriza que me deje salir antes de aparcar él, accede e incluso se baja del su vehículo para dirigirme en las maniobras. Atasco para salir del centro comercial. Sigue lloviendo. Quiero llegar a casa.

Sueño maternal

Me he despertado sobresaltada, normalmente no recuerdo mis sueños, a no ser que sean tan extraños como el de esta noche. Lo único que recuerdo es que iba al Ikea a comprar unas estanterías y al llegar al coche me había olvidado en él un bebé (supuestamente mío), tras pasar la angustia del despiste, fracasé en los intentos de cuidados del niño, ya que no me apañaba ni en limpiarle las mucosidades, la criatura no paraba de llorar y yo deseaba que fuera como un Nenuco para quitarle las pilas y que descansaran mis oidos. He despertado justo cuando me arrebataba un ataque de nervios.
Ayer por la tarde, mientras compraba tabaco, una de las dependientas babeaba con el bebé de una pareja bastante joven que estaba en la tienda. Comentaban que el niño había sido deseado y buscado, sólo hablaba él, contaba que ella al ver que no se quedaba en estado de buena esperanza se pasaba el día torturándose con un “No valgo”, me fui de la tienda sin darle importancia, hasta ahora, que no sé si la anécdota estará relacionada con mi sueño, pero es lo único que se me ocurre que ha podido provocar esa maternidad no deseada que he sufrido esta noche.

Rencores en conserva

Puede que pronto volvamos a la estación, a reencontrarnos con fingida indiferencia, y que vuelvas a arrastrar mi maleta.
Puede que pronto volvamos a pasear por las callejuelas a mediodía y que el Canasta y el Oloroso nos reciban en los bares.
Puede que pronto te enseñe las promesas que me hiciste y yo rompí, y que ya no valen nada.
Puede que pronto vuelva a encontrarme con tu mirada, y puede que sepa que mis ojos ya no quieren encontrarte.

Arte de la prudencia

“Tener autocontrol. Hay que tener más cuidado en las situaciones imprevistas. La prudencia se desliza con la fuerza de las pasiones: entonces es fácil perderse. Se avanza más en un instante de furia o alegría que en muchas horas de indiferencia. Unos minutos pueden avergonzar durante toda la vida. La astucia ajena tienta de este modo a la prudencia para descubrir su profundidad. Quiere sonsacar lo más secreto, averiguar el fondo de la mayor capacidad. La mejor respuesta es el autocontrol, de los impulsos en especial. Se necesita mucha reflexión para que no se desboque la pasión. Se mueve con cuidado quien presiente el peligro. Parecen ligeras las palabras a quien las arroja, pero pesadas a quien las recibe y pondera.”

Aforismo 207 "Arte de la prudencia oráculo manual", Baltasar Gracian

Intención semanal

- Superar el SPM sin creerme la más desgraciada de los mortales. Controlar los repentinos cambios de humor derivados de éste.
- Madrugar para aprovechar las mañanas (el día de hoy ya no cuenta).
- Bajar las dosis de café y tabaco, gradualmente, tampoco hay que ponerse drásticos.
- Elaborarme un planning de estudio a conciencia, e intentar llevarlo a cabo.
- Intentar evitar a los conocidos convertidos en vendedores eventuales de participaciones de lotería de navidad.
- Hacer memoria para conseguir que sean retornables algunos libros y cd’s que hecho en falta.
- No hacer compras compulsivas. No sacar dinero de cajeros ajenos.
- Llamarte.

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Anoche nos reunimos las viejas glorias de atención al cliente de telefonía móvil (ni de la azul ni de la verde, de la roja) en mayor o menor contacto desde 1998/99.
El motivo del encuentro fue el celebrar el pasado cumpleaños de la Grache.

Las encargadas de la compra (la que cumplió y la que suscribe) casi no llegan a hacer las tortillas porque para variar se perdieron.

La cena se desarrolló con el hambre y la sed con la que se desarrollan todos nuestros eventos

Hubo ahogos...

Tafanarios...

Pelos en pecho...

Despliegue de habilidades...

y mucha perrería

Contagiando

Sigo combatiendo el mal común de las temporadas de otoño e invierno, aunque me voy acostumbrando al dolor de cabeza perpetuo, la garganta seca y a restregarme por las narices los socorridos kleenex, que a estas alturas ya me han producido hasta heridas.
El termómetro no sube, soy de esas personas que se pueden estar mueriendo y siguen en su microclima, a cambio me duele todo, en cualquier momento me parece que mis articulaciones van a ceder para convertirme en una pelele por completo.
Espero que no por esto deje mi entorno de compartir atmósfera conmigo, total, este tipo de congestiones son el "tú la llevas" de estos tiempos.

¿Cuándo le cambiarán el sabor al Frenadol?

MSN Café II

(Sentada en una silla, en la mesa más cercana al ventanal, está la Srta. Vainilla con las piernas cruzadas. Parece aguardar la espera de alguien mientras rebusca algo por su bolso y tararea Il mondo. En la mesa que queda a su espalda hay un caballero que lee el periódico.)

Negro: (que eleva la mirada por encima del periódico) O mondo soltanto adesso io ti guardo nel tuo silenzio io mi perdo...

(La Srta. Vainilla se gira y sonríe. El Sr. Negro se levanta y se acerca a la mesa de la señorita).

Negro: Si me permite...

Srta. Vainilla: Por supuesto.

Negro: ¿O espera a alguien?.

Srta. Vainilla: Oh, no no, sólo hacía tiempo.

Negro: Encuentro una gran diferencia con la última vez que coincidimos en este lugar. Ha llegado el invierno a su escote y eso es motivo más que suficiente para odiar el frío.

Srta. Vainilla: Si, y supongo que no es cómodo que a alguien como usted se le arruguen ciertas zonas con la llegada de las nieves.

Negro: Oh, no. Acostumbro a utilizar guantes y orejeras y cuando estoy en época de escasez sexual utilizo patucos y calzones de franela.

Srta. Vainilla: Vaya, como para sostener un encuentro casual con usted, a mi en estas épocas me seducen más unos buenos pololos.

Negro: No puede negar que es una cabaretera en toda regla.

Srta. Vainilla: Y vieja. Y usted no me va a negar que es todo un vampiro mellado. Por cierto, ¿el sarcasmo le viene por parte de madre o de padre?.

Negro: Pues diría que es una mezcla de ambos, soy un cúmulo de guaninas y citosinas sin orden aparente, pero más bien apostaría porque acumulé el de ambos. Aunque diría que usted es más sarcástica que yo... ehm, más bien me confieso irónico.

(Pausa incómoda).

Negro: También tengo un perro y un gato, por si le interesa.

Srta. Vainilla: Yo no soy sarcástica, lo es mi vida, demasiada tarea tengo con producir endorfinas y... Seguro que es más simpatizante del felino.

Negro: Cierto, veo que me va captando. Además es al único que le dejo subirse a mi cama desnudo sin dedicarme previamente unas palabras bonitas.

Srta. Vainilla: Tendrían que probar algún trio, yo hace tiempo comparto cama con el perro y un oso de trapo.

Negro: No me extraña, siendo cabaretera deben ser los únicos que luego no le roban el tabaco.

(Nueva pausa incómoda)

Negro: ¿Sabe?, dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Lo digo por usted, un servidor, aquí, de nuevo en el Café, con más sombras que luces y Jimmy Fontana de fondo.

Srta. Vainilla: Eso lo dice porque hoy le toca correr a usted con la cuenta.

Negro: Vaya, le intuía más desmemoriada, pero no se preocupe, los vampiros, aunque mellados, seguimos siendo caballerosos y para lo práctico, somos atentos, refinados y carecemos de fluídos corporales.

Srta. Vainilla: No me subestime Sr. Negro. Supongo que al menos fluidos gástricos si producirá, ¿no?.

Negro: Sólo cuando me enamoro, así que mis mariposas, más que revolotear, deben hacer glup glup en un mar de ácido. Aunque en mi defensa debo añadir que sólo me pongo agrio cuándo tengo espasmos civilizadores.

Srta. Vainilla: Vaya, esta imagen suya tan visceral me sorprende.

Negro: ¿Le sorprende?, entonces me capta menos de lo que imaginaba. ¿Usted se considera visceral, cerebral o fan de Beckam?.

Srta. Vainilla: Si al menos llegara a considerarme... nunca me he tenido ningún respeto.

Negro: Pues hace muy mal. Seguro que hay algún proverbio chino contra eso en los sobrecillos del azúcar.

Srta. Vainilla: O en las puertas de los retretes públicos.

Negro: Deme alguna razón por la que no se tiene ningún respeto.

Srta. Vainilla: Para responderle a eso tendrá que conseguirme un diván.

Negro: Es la primera persona que para contarme su vida exige primero acostarse conmigo.

Srta. Vainilla: Jajaja...

Negro: Camarero, ya no es necesario el diván, la señorita enseña los dientes de forma sarcástica, así que será suficiente con que traiga la cuenta o me prepare los guantes, tengo la piel muy sensible.

Srta. Vainilla: Todo un placer su ácida compañía, espero verle pronto.

Negro: El placer ha sido mío, mademoiselle. Bon soir, o lo que es lo mismo, buena suerte.

(La Srta. Vainilla desaparece de la cafetería. El Sr. Negro le devuelve el periódico al camarero que saca unos guantes y le da una palmadita en el hombro).

Tomas falsas:

[Srta. Vainilla: Tengo memoria gracias a comer rabos, de pasas, no me vaya a malinterpretar. Lo de carecer de fluídos es una ventaja, le imaginaba de los que se limpian en las cortinas.]

[(El Sr. Negro esa vez llevaba dinero, paga los cafés y se libra de fregar platos)]

Felicidad de saldo

Me he sumergido en el agua con algo de pereza, la calle todavía estaba vacía y he empezado a nadar, no pensaba en nada, concentrada en mis movimientos he comenzado a sentirme bien, envuelta de una dulce plenitud, a gusto, feliz conmigo y en mi.
Por la tarde me ha comenzado a atacar un dolor de cabeza que traía de la mano una congestión nasal, ahora estoy febril, con la nariz irritada y con ganas de llorar sin motivo.
En el catálogo de sentimientos en oferta no especificaban estos efectos secundarios, quiero que me devuelvan el dinero, prefiero seguir odiándome.

Resoplidos sin soplar

El domingo volviendo a casa por la Av. de los Poblados sobre las tres y media de la mañana circulaba alegremente subidita de velocidad y de cervezas en sangre cuando casi me da una muerte súbita al ver dos vehículos de la policía impidiéndome el paso.
Frené, no tan discretamente como hubiera querido porque sigo justita de pastillas y el chirrido se hizo demasiado evidente.
Bajé la música y mis latidos aumentaron su frecuencia, respiré hondo e intenté poner cara de gilipollas, cosa q no me fue difícil, ya que mis progenitores me la encargaron de serie.
Bajé la ventanilla y le di las Buenas Noches al Señor Agente, me devolvió un saludo áspero y sin darme explicaciones dirigió su mirada al interior del coche, cuando comenzó a rodearlo recé para que la mugre que porta la luna trasera no le permitiera ver que llevaba la L retozando por la bandeja. Funcionó, se volvió hacia mi ventanilla cuando yo ya respiraba como si tuviera contracciones, y volví a rezar para que no me hiciera soplar (que conste en acta que no iba perjudicada, pero dar positivo con un límite de 0,3 se puede hacer hasta oliendo el tapón de la botella), pero volvió a funcionar.
Me hizo un hostil gesto para que siguiera circulando, respiré aliviada y le sonreí hasta enseñarle las muelas del juicio mientras me prometía a mi misma llevar una vida “Sin”.

Jugando a perder

La Srta. Vainilla llegó convencida que sus infortunios en amores iban a ser recompensados.
Tomó contacto con el black jack y la ruleta, pasaron por sus ojos billetes y fichas de todos los colores y perpleja presenció cómo la gente se apostaba el importe de su sueldo soltando las fichas con gesto de estar dejando la propina en un bar.
La Srta. Vainilla apostó todo al 32, y cuando se quedó sin fichas primero maldijo a su amigo el chico caprichoso, porque él si ganaba, y luego le mendigó un par de fichas bajo el furor de un presentimiento que no resultó ser tal.
Moravia y Paúl (ni a favor ni en contra) perdían y discutían, cuando lo que habíamos acordado en la cena era discutir y ganar, el próximo día les haré tomar notas para que no olviden las estrategias a desarrollar.
La Srta. Vainilla salió del Casino con los bolsillos vacíos, pero descendió por la alfombra roja en uno de sus intentos de sentirse importante, no pudo llevar la cabeza alta como a ella le hubiera gustado porque iba concentrada en que sus tacones (diseñados por algún misógino) no la hicieran rodar escaleras abajo y tuviera que dejarse en Torrelodones hasta la dignidad.

Nota de la que suscribe.- Nuevo diseño del blog creado por Pimpo, queda pendiente que pase la factura.
La corchera del anterior diseño será cedida a cualquier Centro de la Tercera Edad de mi barrio para que nos pinten bigotes y la utilicen como diana.

Mamá, quiero ser funcionaria

De momento ya he desarrollado con gran destreza el modus operandi de la producción laboral, estoy rodeada de ellos y me corroe la envidia.
Se lo pediría a los Reyes, pero hace tiempo que llegué a la conclusión de que no entienden mi letra, así que tendré que hacerlo por mi misma.
Voy a opositar.

(Se recompensarán las inyecciones de motivación y píldoras de ánimo, ya que mis “principios” nunca me permiten terminar nada)

Compras squizoides

Parquesur.

11:45 AM. La señorita Vainilla hace una entrada triunfal en el centro comercial con las tarjetas cargadas. Recorre varias tiendas y probadores sin éxito y se golpea las manos ante varias tentaciones autocompensatorias de compras impulsivas.

12:30 AM Suena el móvil de la Señorita Vainilla, atiende la llamada mientras deambula entrando en todas las tiendas que encuentra a su paso.

13:00 AM La Señorita Vainilla sigue conversando, sale del centro comercial y al llegar al coche finaliza la llamada. Se monta en el coche y se percata de que ha hecho una compra no programada inconscientemente mientras hablaba por teléfono, una no, cinco.

13:05 AM La Señorita Vainilla vuelve a casa insultando a su otra yo, única sospechosa de este delito.

Lloriqueos otoñales

Me pasan las semanas y los meses fugaces. Los lunes llegan con los mismos comentarios sobre mi mala cara, sin importar que haya dormido diez horas o tres.
El calendario arranca sus hojas y su delgadez me recuerda que todavía me queda por pasar lo peor del año y se acaba el plazo para buscarme alguna ilusión evasiva.
Mis días se repiten como calcomanías baratas de bollería no fina que nadie se pega a su piel, y no sé a quién culpar.

Los dolores del whisky