El Diario no Hablaba de Ti

Para concluir

Jodido hijo de puta cabrón, esfúmate

Tedio productivo

Mis tardes son extrañamente calladas, estoy sola, mis compañeros están de vacaciones y las paso demasiado aburrida.
Mato el tiempo leyendo revistas atrasadas del más diverso contenido que ya casi me sé de memoria, ordeno mis papeles pero a los cinco minutos vuelven a su estado asalvajado, intento estudiar y acoger en mi cerebro los apuntes pero empiezo a tener pesadillas despierta con el código binario y los dejo hasta que se me pasa la angustia. No le presto atención a lo que suena en la radio.
Ni tan siquiera pasa alguien a quién sacarle un parecido razonable por delante de mi redil. Me paseo por otros departamentos casi igual de vacíos que el mío, con gente igual de apática que yo. Hasta la máquina de café parece que hace menos ruido.
Me paso las tardes mirando absorta la pantalla de mi ordenador, mientras acumulo colillas en el cenicero esperando que suceda algo para que yo levante España, a golpe de ratón.

Domingo de cansancio

He tenido un fin de semana con desgracias, sin dormir, con un estado de resaca continua y visita a Comisaría. A pesar de todo me lo he pasado más que bien.
Hoy no doy para más…

Desde el Rockefeller Center

Perdonen la tristeza

Fue la Navidad del 2001, aquella noche le hicimos la cena de despedida, no podría ser en otro sitio que en una marisquería, para que ella, gallega, se sintiera como en casa, donde iba a volver en días, esta vez para no volver.
Aquella noche, sentadas en un billar del San Mateo cabizbajas y con una copa entre las manos, intentábamos consolarnos con palabras que nos ayudaran a cicatrizar el alma.
De vuelta a casa, en el asiento trasero del coche, con las cabezas apoyadas en las ventanillas, veíamos las luces de la Gran Vía, y ella murmuró “Me encanta Madrid”, lástima que esta maldita ciudad no la tratara como se merece.
Después de una noche como la de ayer, en la que la almohada me hace de pañuelo hasta que me dejan rendida las lágrimas y me quedo dormida, pienso que me rodeo de gente que está hecha de mi misma pasta, y ella es una de ellas.
Hay personas que somos así, que nos afecta más que al resto la mierda de vida que nos toca vivir, la mayoría de nuestros días son tristes, da igual lo que nos digan, somos los que somos y a veces nuestro propio equipaje pesa demasiado, aunque todavía hay cosas que no nos hacen pegarnos un tajo en las venas, son cosas insignificantes, fugaces, pero por ahora nos compensan.
Siento que la mayoría de mis días sean negativos, que no pase uno sin que me meta conmigo o me saque de la manga algunos de mis sarcasmos, pero es lo que hay, y prefiero que sea así a maquillarme con las pinturas del engaño.
Y sé que si tengo gente todavía a mi lado, es porque ese día bueno, es sin lugar a dudas, realmente cojonudo.

Viaje con nosotras

Cuando se juntan en un automóvil dos despistadas, que ya al nacer estaban desorientadas (con una de ellas en estado de ebriedad) y la tercera ocupante es de León, y al llamar suplicando rescate se limitan a decirnos que el garito de marras está en Guzmán el Bueno, es fácil, muy muy fácil que tardemos un par de horitas o más en llegar y que nos recorramos todo Madrid topándonos con una muestra considerable de la flora y fauna del ecosistema urbano.

Escena de un defecto

Llega un momento en mi “zona de incertidumbre” en el que la guarrería coquetea descaradamente con el desorden, gracias a mi papel de Celestina.

Lo pero de todo, es que a veces, hasta me gusta contemplar la escena.

Hoy...

Hoy me he levantado con predisposición al lloriqueo por los rincones, cosa que no permitiré que me reproche nadie, ya que después de casi una semana de inactividad obligada porque mi nervio ciático me da la espalda, está más que justificado.
En raras ocasiones suceden cosas que cuando una ya ha decidido vestirse de depresión y autotormento le iluminen el día, pero existen.
Era un mail breve, de alguien que ni veo hace tiempo ni tengo noticias, con una felicitación sincera y exacta, al final concluía con un “No te olvido”. Al rato he recibido una llamada de otra persona de las que las circunstancias y el tiempo aleja, pero que a pesar de ello las conversaciones son tan fluidas y chispeantes que parece que compartes con esa persona un día si y otro también.
Si le rasgáramos las vestiduras, y la despojáramos de luces, dorados, regalos obligados, caridad disfrazada y sonrisas forzadas, ¿La Navidad sería esto?

P.D: Escrito bajo los efectos de los relajantes musculares.

Encestando

¡Por fin una empresa que se digna a premiar mi arduo trabajo!
Ya era hora...

Autodependencia

Todo depende de la luz,
de la manera de iluminar las cosas....
Todo depende de la forma,
de los contornos,
de las interpolaciones y
de las dudas.
Todo también depende
de que el tiempo nos marque,
de que los espacios nos den los titulares.
El verdadero problema es elegir entre
perseguir las sombras
o resignarse a ser un perseguido.
Un extraño "To be or not to be"
en este casi ser
en este casi no ser.
Salir desde las sombras
o hacer las sombras perdurables.
Y en esta última etapa del abismo
después de liberar a los otros,
a todos los que son los otros,
recordar,
sin urgencias,
que uno es el preso.
Y a partir de allí...
liberarse.

Hamlet Lima Quintana

Cerrado por ciática

Me muero de dolor, poco más puedo decir que no sea un quejido.

Publicado en contra de su voluntad

Hace poco más de un año la red de redes hizo que nos tropezáramos por una confusión, después de cientos de horas de conversación por pantalla, he tenido el honor en mis vacaciones de disfrutar de su presencia sin necesidad de tener que teclear.
Fue algo así como nuestros MSN Café pero con vino y whisky.
Encantador, ingenioso y divertido.

Pongan al Sr. Negro en sus vidas, no se arrepentirán.

Contactos

Partiendome el pecho

Empujaba mi carrito con desgana cuando apareció en mi pasillo. Era de un rubio extranjero y lucía una cazadora de piel o algún sucedáneo que le quedaba bastante grande, sus ojos azul windows me miraron y entonces sucedió, me regaló un eructo que resonó por todo el supermercado, si el tipo hubiera sido de mi altura probablemente hubiera podido saber que había desayunado.
Yo no pude hacer otra cosa que reírme, los que bien me conocen saben que considero los eructos una de las cosas más divertidas que podemos hacer con nuestro cuerpo, e incluso hubo un tiempo en que fui digna de batirme en duelo con Barney.
He de confesar que aprender a eructar fue todo un reto de duro entrenamiento por parte de varias figuras masculinas de mi vida, pues como en todo, era bastante torpe e inepta.
El otro día escuché que el actor Mel Gibson, simpatizante de los eructos también, considera que son beneficiosos porque eliminan energía negativa, fantástica teoría que tomaré prestada y que invito a seguir.
Me volví a cruzar con el rubito en otro pasillo, esta vez me sorprendió con una sonrisa burlona, tuve tentaciones de corresponderle con su saludo inicial, pero preferí impactarle por la espalda lanzándole el carro.

Adjuntaría un archivo de audio al respecto, pero creo que por hoy ya he pisoteado lo suficiente mi imagen, a lo mejor mañana...

Telebasura

He vuelto a vuestras vidas.