El Diario no Hablaba de Ti

Por decir algo...

Es un severo despiste, no estoy atenta, mis actos son torpes y solo me apetece reencarnarme en un peluche de los que la gente pone encima de las camas.

Por lo demás, hoy inauguro mi horario de verano, la agencia tributaria me ha arrancado injustamente trescientos euros, me examino el día 23 de Julio y hace semanas que no desempolvo el temario, y estoy en camino de que me pongan una plaza de aparcamiento exclusiva porque “estreno” los coches nuevos de mis compañeros.

Plástico infernal

Es mi perdición, como nunca tengo dinero siempre me agarro a ella. Cuándo consumí todo el crédito pensé que ahí se terminaba mi mal, que no la usaría más, pero no fue así y me sigo gastando lo que voy pagando de mensualidad. Ahora me han ampliado el crédito sin yo pedirlo, porque saben que me lo voy a gastar.
He pensado muchas veces en darle un tijeretazo y muerto el perro, muerta la rabia, supongo que algún día de arrebato terminaré con ella, antes de que ella termine conmigo.

Hay que dar gracias a que al menos ya nos vamos a la gasolinera de Mateo Inurria a repostar con la tarjeta de El Corte Inglés ¿eh Paúl (ni a favor ni en contra)?

Odio y dolor

Odio tener que hacer la cama de rodillas, odio agacharme flexionando las rodillas, odio no poder dormir boca abajo, odio abusar del ibuprofeno y los relajantes musculares, odio las batas blancas y los uniformes verdes, odio que me traten con indiferencia cuando necesito todo lo contrario, odio tener que tragarme las lágrimas de impotencia, odio tener que esperar, odio que nadie sea capaz de quitarme el dolor, odio tener que sacar esperanza cuando en realidad lo veo todo negro.

Tiempo muerto

La voz dormida

Me encanta que los libros me enganchen, porque me pierdo en ellos y evito que mi mente se entretenga en las estúpices con las que suele automachacarse.
Esperar que llegué el sueño leyendo y levantarme con la obsesión de continuar el libro es de lo más reparador, me llevo el libro a todos los sitios deseando terminarlo y cuando le doy fin me arrepiento de haber sido tan ansiosa.
Me sucede pocas veces, porque si a la quinta página no me ha enganchado el libro lo dejo tirado cual cajetilla de tabaco vacía.
La voz dormida lo ha conseguido, les dejo para ver si me lo termino en la jornada laboral, que tengan un buen fin de semana.

Peor para el sol

Recuerdo que aquella noche hacía mucho frío, a él se le acabó el tabaco y a mi se me antojó un postre, quedamos en el intercambiador de Moncloa e hicimos el trueque, hablamos durante horas, cuando regaron las calles decidimos marcharnos, con la sensación de que aquel encuentro nos haría amigos de los que puedes sacar de la cama cuando tienes un problema.
Hoy tengo que darle las gracias por tener ese ánimo efecto dominó y ser capaz de iluminar un día con una simple llamada.

Vuelta al foso

He vuelto pataleando y todavía no he deshecho del todo la maleta ni creo que vaya a tener muchas intenciones de hacerlo.
Las mini vacaciones bien, gracias, este año nos llevamos el galardón de leonas que el de gatas parías es muy light para calificar nuestra convivencia.
Por lo demás, echo de menos hasta a los mirones psicópatas de la playa y el moreno se me empieza a cuartear al clima de los madriles.
Estoy sin euros y a la espera de bajarme los pantalones ante Hacienda que me va a cobrar por haber sufrido precariedad laboral, incomprensible.
Si se cruzan conmigo sonríanme, lo necesito.

No fear, gata paría

El diario no hablaba de ti I

El diario no hablaba de ti cumple un año, gracias a todas las personas que han pasado por aquí, aunque solo sea de paso.

Pueden tomarse lo que quieran, hoy invito yo.

Cuaderno del pasado

Habían pasado un par de años, tres quizás, me dejaste tu cuaderno, ese en el que todos habíamos escrito algo cuando no concebíamos la vida sin estar juntos. Pero nos habíamos hecho mayores, o eso creíamos, y pasamos a la individualidad, dejando anécdotas para el recuerdo, bancos en la plaza, cursos repetidos y un cuaderno común lleno de nuestras letras.
En el tren lo releí con la sensación agridulce que produce el viaje en la memoria, hasta que aparecieron las lágrimas y las vías parecían no tener fin.
Hoy ya ni tan siquiera nos encontramos en el estanco para poder mirarnos como extraños.

La casa por el tejado

La Srta. Vainilla llega de nuevo con el ceño fruncido por el sol a pesar de que el tiempo ha marcado en su cara ese gesto en forma de arrugas. Trae los pies desnudos, marcados por las heridas que los zapatos cerrados le han causado durante el frío.
Se recoge el pelo y sonríe, canta sin darse cuenta…y a empezar la casa por el tejado, a poder dormir cuando tú no estás a mi lado, menos mal que fui un poco granuja, todo lo que sé me lo enseñó una bruja…
La Srta. Vainilla ya no busca en sus bolsillos algo que perder. Tiene ganas de veros.
La Srta. Vainilla ha despertado, buenos días.