21 de Febrero 2007

El día de mi muerte

Ultimamente cada 16 de febrero me imagino que muero, desde que me levanto hasta que me acuesto, en cada acción que emprendo se dispara mi imaginación para construir posibles muertes ese día:

- No despertar por la mañana. Sin duda la menos ridícula de las opciones.
- Lo de caerme en cualquier sitio y partirme el cuello se repite en numerosas ocasiones a lo largo del día, total, si soy capaz de partirme un codo...
- Por electrocución con cualquier inofensivo electrodoméstico también se repite cada vez que acciono cualquiera de éstos.
- Por intoxicación, ya sea alimentaria o por gas.
- Ya en el exterior podría venirme una muerte ridícula, como que me caíga un aire acondicionado encima o cualquier otro objeto.
- Conduciendo o siendo conducida.
- En el trabajo me imagino que cualquier compañero pierde la cabeza, más, si cabe, y que forma una estampa prima hermana a la de Puerto Urraco.
- O me imagino a mi misma si no me quedaran razones ejecutando mi propia muerte programada y elegante.


Y como resultado final de mi macabra fantasía obtengo una lapida armoniosamente esculpida, con mi nombre (sin el María delante) y debajo la perfección numérica, las cifras redondas, el cálculo rápido y la compasión de un solo vistazo:

16-02-1978 16-02-2007

Posted by Srta.Vainilla at 9:27 PM | Comments (5)

5 de Febrero 2007

Protagonista


Me duran los libros un día, a veces, si no tengo nada mejor que hacer hasta menos.
Mis amigos dicen que deje de leer una temporada porque los libros me hacen pensar en exceso, y en parte tienen razón, siempre he dicho que la ignorancia es prima hermana de la felicidad, pero tengo que dejar de leer por algo mucho peor, porque me vuelvo protagonista.
Me envuelvo en mi propia historia y hago cosas dignas de mujer de novela, que normalmente no me atrevería a hacer, incluso cuando pienso lo hago redactando y describiendo mi alrededor con detalle, como si lo estuviera leyendo, todo esto no es tan malo si para esas descaradas y locas reacciones que tomo les deparara un final feliz.
Que qué he hecho, bueno, pues te lo cuento tomando un café, o una cerveza, o una copa, por qué no.
Lo más lógico es que lo contara aquí pero las historias se niegan a salir de mi cabeza a través de mis manos, absurdos caprichos que se autoconcede mi yo...

Posted by Srta.Vainilla at 6:55 PM | Comments (4)