Lo he vuelto a hacer, no me siento bien por ello porque no he encontrado nada con lo que poder hacerme daño, deberías cambiar tu contraseña ya que yo no consigo olvidarla.
A las 21:41 horas le exigía a Princesa que salieran ya porque me las conozco.
Habíamos quedado a las 22:00 en el Wences, me personé a las 22:05 y como era de esperar ellas todavía no habían llegado.
Me pedí una cerveza y me senté sola a lo femme fatal de bajo presupuesto, mientras pensaba que si no se presenciaban en lo que me durara la consumición me iba a casa.
Irrumpieron en el bar diez minutos después como un huracán de excusas, que si siempre tiro hacia la izquierda, que si hemos tardado por comentarte en el blog, que si los tacones son altos, que si la abuela fuma y que si el perro se salta la valla
En fin, nos acomodamos en un rincón y comenzamos a mirar la carta como si visitáramos el sitio por primera vez.
Princesa tendió la mano hacía mi escote mientras gritaba con un soniquete agudo tetitaaaaaassss, pero mi brazo cortó la trayectoria del suyo, golpeando a la vez mi vaso de cerveza, que puede recuperar al vuelo sin lamentar cristales rotos, cuando deposité el vaso en la mesa miré a Grache me la encontré toda salpicada de espuma de cerveza, y estaba tan graciosa que no pude parar de reír mientras cogía servilletas para limpiar su abrigo mientras ella chillaba que se lo había tomado demasiado bien.
Luego fue todo como una borrachera dulce que empezó con humor negro, porque decidimos celebrar mi próximo cumpleaños en un albergue
Que si la televisión se me cae encima o que si en mi sobre de azúcar sale una seta venenosa
Y todo nos hacía gracia
Y eso que las cervezas eran sin alcohol.
Acabamos sin ponernos de acuerdo sobre si tatuarnos la ramita de vainilla o no, y dónde. (Se aceptan dibujos).
Pero lo peor o lo mejor de todo no sé si fue aguantar en la vuelta a casa el reagetón pirata de Grache que había adquirido a un chino ambulante, o ver escenificar a Princesa su caída de rodillas en el suelo del bar para demostrarnos que ella no se había espatarrado
Así pasó y así se lo hemos contado...
Mi versión de los hechos, con algo de retraso...
El Viernes salgo a las 21:52 h del trabajo, me dirijo a mi casa rauda y veloz porque a las 22 horas pasaban las gatitas parías a recogerme.
Me cambio de ropa, me subo la pestaña y me siento compuesta y sin novio en el sofá a esperar, me dio tiempo hasta a rematar de cabeza un par de veces hasta que a las señoras les dio la gana de aparecer, con media hora de retraso ¿He dicho alguna vez que odio la impuntualidad?
El coche de Grache es como los reality shows, cualquiera lo conduce... Asi que me encontré a Princesa al volante. En Chueca no había manera humana de aparcar ni en parking, asi que tras vernos en un enorme atasco para acceder a uno de éstos, no nos quedo más remedio que meternos por una calle prohibida y circular por ella a razón de un kilómetro con éxito.
Aparcamos en el parking de Sevilla en una plaza para embarazadas, ancianos o enmuletados, y pasamos frío entre risas hasta llegar a Circus.
En un principio César, nuestro camarero, se mostró borde y a la defensiva, pero se fue suavizando a lo largo de la cena... En la cena basicamente hablamos de sexo en general, llamas y establecimos que no hay que bajar al pilón en el primer encuentro sexual con alguien.
Al salir del restaurante, Princesa fue al baño y Grache y yo la esperamos fuera. Al verla salir hice una comparación de sus zapatos con los de Paco Chavel, y justo se precipitó contra el suelo, mi primera reacción fue reirme, pero al ver que no se levantaba y que César acudía corriendo a su rescate fui a entrar, pero Grache un "No Puedo" se echó sobre la puerta con un ataque de risa. Lo siguiente fue ver a Princesa con cara de tierra trágame.
Una vez calmadas comenzamos a buscar un sitio para tomar una copa tranquilas, y ahí fue cuando me osculto una enfermera, lástima que no me gusten las mujeres...
El resto de la velada transcurrió sin incidentes hasta la vuelta a casa, en la que ejercí de lince, llegamos sanas y salvas, a pesar de aquel motorista que hizo que me bajará la menstruación del susto que me pegó.
Como siempre, queridas gatitas, ha sido un placer.
Así pasó y así se lo hemos contado