25 de Enero 2007

Pelotazos

La historia de la cola del hipermercado no ha terminado...
Cuando nos incorporamos a la cola pequeña (y eso que el tamaño importa...) delante nuestra iba un padre con un niño pequeño, no sé que edad tendría porque soy severamente mala para esas predicciones pero el niño me llegaba por las rodillas, éste portaba una bolsa de cheetos a la cual daba buena cuenta, asi que cuando nos cansamos de reirnos de la chachorra focalizamos nuestra atención en la criaturita, mientras yo le sacaba la lengua Grache le decía que le iba a robar la bolsa de cheetos, y el crío no sabía donde esconderse de nuestros acosos aunque nos dedicaba miradas furtivas.
Un rato después nos cruzamos con él en una escalera eléctrica del centro comercial, su padre le llevaba en brazos, y nos reconoció, y nos dedicó la sonrisa más sincera que os podáis imaginar, nos dimos la vuelta para verle y él nos decía adios con el brazo.
Con esto debo aclarar que no se me ha despertado el reloj biológico ni nada por el estilo, que sigo sin instinto maternal, y que tener un codo roto me sensibiliza mucho ante estas escenas, más, si cabe.

Posted by Srta.Vainilla at 25 de Enero 2007 a las 01:48 PM
Comments

En serio te digo que me daba pena intentar quitarle los cheetos, porque aunque en realidad me los hubiera comido todos, creo que en vez de juego, al niño le sonaba a atraco.
Espero que no nos recuerde como una secuela de un trauma infantil...

Posted by: grache on 29 de Enero 2007 a las 03:17 PM

No hablaba de ti, ni de mí...
Te he leído con mucho gusto.
Saludos.

Posted by: Chantal Plata on 31 de Enero 2007 a las 11:50 PM

Calcetin....y ese ramalazo materno que ha salido ahi???
Umm...

Posted by: Princesa on 1 de Febrero 2007 a las 01:30 PM

Hay cosas que simplemente nos hacen gracia. El instinto maternal ya te llegará.
Ànimo para la rehabilitación del codo.

Posted by: lluis on 2 de Febrero 2007 a las 03:03 PM
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