16 de Marzo 2007

Tacto

El domingo estuve arreglando unos abalorios, mi destreza es caprichosa, puedo montar los muebles de un castillo sin despeinarme el flequillo y en cambio una sencilla operación con pegamento de contacto terminó sin éxito. Me he cargado una mesa y se me llenaron los dedos de pegamento.
Es curioso no tener tacto en la yema de los dedos, es como llevar guantes de látex, o como la sensación cuando te toman las huellas dactilares, pero te acostumbras, como lo haces a tu propia colonia, o a la imagen que te devuelve el espejo por las mañanas.
No sé cuando el pegamento abandonó mis dedos, solo sé, que el miércoles, en un día de esos que se estrellan, de vuelta a casa, al apoyar mi brazo contra la ventanilla del coche y llevar mi frente a mi mano, me di cuenta de que sigo siendo suave, y de que hace tiempo que nadie me lo dice, pero no me importa, porque ahora, como si se tratara de un regalo nuevo, o de uno de mis mayores descubrimientos, no puedo parar de tocarme… la frente.
No pierdan los sentidos.

Posted by Srta.Vainilla at 16 de Marzo 2007 a las 07:01 PM
Comments

Como no ibas a ser suave al tacto, si tienes toda la juventud del mundo; pero estoy seguro que es mucho más agradable tu manera de ser, y aunque lo sepas te lo recuerdo para que no se te olvide.

Posted by: lluís on 22 de Marzo 2007 a las 09:46 PM

No es por juventud, en serio. La Srta. Vainilla es especialmente suave.
En comparación a mi piel, que es dura y gruesa cual pastor curtido, la de Vaini es como tocar un almohadón de raso.

Posted by: grache on 26 de Marzo 2007 a las 12:30 PM
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